Terrores nocturnos en niños, ¿cómo actuar?
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El niño parece que se ha despertado: está gritando sentado en la cama. Llegamos, lo encontramos con la mirada perdida, intentamos consolarlo pero no parece atendernos y continúa aterrorizado… ¿Qué le pasa a mi hijo? ¿Es una pesadilla? ¿Por qué no se despierta?

Diferencias entre pesadillas y terrores nocturnos

Según el pediatra Jesús Garrido de Mi Pediatra Online , son parecidos en cuanto a resultado ya que ambos interrumpen el sueño de los niños, pero son diferentes en cuanto a contenido, duración, manifestación y origen. Los terrores nocturnos están desprovistos de contenido onírico y, por el contrario, las pesadillas reproducen todo tipo de miedos que puede albergar una mente infantil de diferentes temáticas. Además, el terror nocturno se produce en la transición de fase de sueño de ondas lentas a la fase REM (Rapid Eye Movement) mientras que los “malos sueños” ocurren en esta segunda fase; esto también nos da una pista sobre que son episodios de diferente duración.

En cuanto a su manifestación, durante y después, el comportamiento del pequeño es muy diferente cuando hablamos de terrores nocturnos, durante estos episodios el niño chilla e incluso intenta defenderse con las manos y las piernas. Finalmente, cuando el niño se despierta tras un terror nocturno, está confuso y no recuerda nada, incluso, en muchas ocasiones nos cuesta despertarle y, si lo conseguimos, es muy probable que no nos reconozca y siga aterrorizado.

Definitivamente, estaríamos hablando de otro tipo de fenómeno, del mismo espectro que el sonambulismo.

¿Por qué se producen los terrores nocturnos?

La aparición de episodios de terrores nocturnos durante la noche, parece estar relacionado con hechos estresantes que haya sufrido el niño durante el día. También parecen ocurrir con más frecuencia asociados a fiebre alta o en niños cuyas rutinas de sueño son muy irregulares. En cualquier caso se trata de un fenómeno benigno que tenderá a desaparecer conforme más se acerque el niño a la adolescencia.

¿Cómo debemos actuar?

Dada la angustia que sienten los padres que contemplan perplejos los episodios, lo interesante de la cuestión es proporcionar unas pautas a las familias para que sepan cómo actuar cuando están sucediendo. Debemos recordar ante todo que es un hecho sin importancia y que incluso el niño no va a acordarse de nada la mañana siguiente, por lo tanto, debemos mantener la calma. Lo ideal es evitar que el niño se haga daño y hay que intentar no despertarlo porque se sentiría confuso y desorientado (al igual que ocurre en el sonambulismo).

Además según el Doctor Garrido existe una técnica que funciona y ayuda a que vayan desapareciendo los terrores nocturnos: los despertares programados. Es útil cuando el episodio es predecible (es decir, sucede casi siempre a la misma hora) y es muy frecuente. Este procedimiento consiste en despertar (sin llegar a hacerlo del todo) a los niños que padecen los terrores nocturnos, una hora antes de que suceda, alterando el ciclo del sueño que desencadena el problema: de este modo  iremos reduciendo la tendencia del niño a este sueño anormal.

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