Es de sobra conocida la influencia del sueño en procesos como la atención, la percepción o la memoria. En este último caso, se ha demostrado que dormir bien o mal, va a afectar a la consolidación del conocimiento nuevo, va a dificultar recordar nuevos aprendizajes cercanos a los momentos en los que el sueño se ha visto afectado y a la recuperación de recuerdos de nuestra vida, aprendidos o sucedidos mucho tiempo antes.
Estudios sobre la calidad del sueño y la memoria.
La privación del sueño y capacidad de memorizar
Una de las primeras formas de estudiar la influencia de la calidad del sueño sobre la capacidad de memorizar o de recuperar información fue mediante experimentos de privación del sueño. En este caso el procedimiento consiste en tomar a un grupo de personas sanas y sin alteraciones del sueño, y comprobar la capacidad que tienen para memorizar una lista de palabras, pares de palabras, imágenes, frases, textos… Tras establecer el número de elementos que podían aprender o recordar, se les sometía a un tiempo (desde horas a varios días completos) en el que no podían dormir en absoluto. Tras este tiempo sin dormir se les volvía a evaluar, mediante el aprendizaje de elementos, si su capacidad para aprender (memorizar) se mantenía intacta o había empeorado notablemente. En este tipo de estudios se estableció que la falta de sueño influye en la capacidad para generar nuevos aprendizajes y para acceder a información previamente almacenada. Además, esta influencia es más evidente cuanto mayor es el tiempo en el que la persona ha sido privada del sueño.
Las fases del sueño y la consolidación de nuevos recuerdos
Tras la aplicación de estudios de privación del sueño, en los que se demostró la influencia del mismo de forma inequívoca surgió una pregunta a los investigadores del sueño: ¿todas las fases del sueño afectan por igual a la capacidad de memoria y aprendizaje? Como se ha visto anteriormente en este blog, hay diversas fases del sueño (Fase 1, 2, 3, 4 y sueño paradójico o REM) que se diferencian entre sí por las ondas cerebrales que se registran, así como por diferencias en el tomo muscular, la respiración, los movimientos oculares… Así que el siguiente paso en el campo de la privación, fue replicar los experimentos anteriores pero privando únicamente una o algunas de las fases del sueño. Mediante un polisomnograma se podía detectar la fase del sueño en el que estaba la persona. De esta forma, se podía despertar a cada sujeto cuando entrase en la fase del sueño que se quería suprimir. Gracias a estos experimentos se estudió la influencia de cada una de las fases sobre la consolidación de nuevos recuerdos. Entre los resultados obtenidos destaca la influencia de la fase de sueño paradójico REM en los nuevos aprendizajes y sobre la memoria.
La actividad cerebral y la falta de sueño
Recientemente, estas metodologías se han ampliado, registrando la actividad cerebral de personas privadas de sueño mientras desempeñaban tareas de aprendizaje. De esta forma se podía comparar no solo el número de elementos recordados, si no también la activación que ello requería. En los estudios se observa que personas con privación de sueño tienen una activación cerebral mayor que cuando su sueño es normal. Es decir, requieren mayor esfuerzo mental para acceder a los recuerdos.
Efectos de la privación de sueño en animales
En el estudio de la privación de sueño sobre el rendimiento cognitivo y la memoria, también se han empleado animales. En este caso el procedimiento consiste en enseñar a ratones a recorrer un laberinto y comprobar el tiempo para resolverlo estando privados de sueño. También se han realizado experimentos comprobando el tiempo medio en el que una rata tarda en aprender un laberinto estando privada de sueño o con un proceso de sueño normal. En todos los casos se ha evidenciado que el sueño es una parte importante del proceso de aprendizaje y memorización.
Trastornos del sueño y capacidad de memorización y aprendizaje
Por último se ha estudiado esta relación en personas que tienen algún tipo de trastorno del sueño, estableciendo si su capacidad de memorización y aprendizaje es menor que un grupo sano. Si bien en la mayoría de los resultados parece observarse esta relación entre algunos trastornos del sueño y la memoria, es más difícil extraer conclusiones que en los casos anteriores. El motivo es que no estamos comparando a estos sujetos con ellos mismos (antes de sufrir el trastorno) ya que, en la mayoría de los casos no se puede prever la ocurrencia del trastorno.
Hay otras formas en las que se ha estudiado esta relación, pero los procedimientos científicos que se han presentado aquí son los más comunes en esta área. En la mayoría de ellos, como se ha visto, se ha encontrado que la relación entre el sueño y la calidad del mismo influye sobre la memoria y el aprendizaje.
Gualberto Buela Casal. Catedrático de Psicología Clínica y director del Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).