El Sueño en los Niños
Higiene de sueño en los niños
En muchos de los trastornos de sueño se recomienda seguir una serie de pautas para favorecer el sueño y habituar al cuerpo a dormir cuando llega la hora de hacerlo. Anteriormente se ha hablado en este blog de algunas de esas medidas que, de forma general, se denominan “higiene del sueño”. En el caso de los niños, el fomentar y favorecer dicha higiene de sueño, adaptada para ellos, ayuda a reducir los problemas y dificultades para dormir.
A continuación, se presentarán varias recomendaciones basadas en la evidencia científica y que son importantes si se desea favorecer e instaurar una higiene del sueño en niños, con el fin de conseguir una calidad de sueño óptima.
En primer lugar, se debe establecer una serie de rutinas asociadas con el irse a dormir. Esto favorece que el niño se “acostumbre” (o condicione usando el término técnico) a dormir a determinada hora. De esta forma, el establecer una serie de rutinas fijas como ducharse, cenar, ver un tiempo fijo la tele, leer un cuento o irse a la cama a la misma hora, puede ayudar a que los niños condicionen ese ritual con el dormir y a esa hora. De esta forma, cuando se realizan esas tareas el niño, directamente, siente sueño. Para lograr esto lo primero es que se vayan a la cama a la misma hora. La calidad de sueño está relacionada con la sincronización y la regularidad con la que los niños van a la cama y la hora a la que se despiertan por la mañana con respecto a la edad que tenga cada uno. Por ello, tenemos que tener especial cuidado en que los niños duerman lo que necesiten.
Otro de los aspectos que debemos cuidar para lograr que se condicione el momento de ir a dormir con el sueño, es la habitación del niño. El lugar donde el sueño del niño transcurre, es un factor importante a tener en cuenta. Dormir siempre en la misma habitación y que esta tenga una serie de condiciones favorecedoras, permitirá que sea más sencillo condicionar el ir al cuarto a dormir. Controlar la luminosidad, la temperatura, el ruido, la estética y decoración, la comodidad del colchón, la ropa que utilice para dormir, la accesibilidad a aparatos electrónicos… son algunas variables ambientales que influyen en la higiene de sueño del pequeño.
Hay que prestar atención, en especial, a que no se disponga en el cuarto ningún dispositivo como ordenadores, videoconsolas, tablets o smartphones, ya que suponen una fuente de distracción para los niños. Además de ello, los juegos o lo que estén viendo en estos aparatos los sobreactivan, lo cual será un problema a la hora de conciliar el sueño más tarde.
El niño tiene que asociar que su habitación es donde él duerme por las noches y, aunque también practique otras actividades tales como estudiar, hacer deberes o jugar, ha de aprender que ese es el lugar donde duerme. Por ello, cuando el niño entre por la noche al cuarto debe saber que irá a dormir únicamente. De esta manera, se establecerá esta idea y mejorará su higiene de sueño. De hecho, si es posible, es conveniente eliminar el resto de actividades de ese cuarto, realizándolas en otros espacios, ya que esto puede ayudar al condicionamiento antes descrito.
Por otro lado, debemos tener en cuenta si el niño necesita estar cerca de sus padres para sentirse seguro y así poder dormir. Hay que enseñarle que él es capaz de dormirse solo en su habitación. Si lo necesita, se puede poner una pequeña luz para que no tenga miedo aunque no es lo más recomendable. En caso de que el niño necesite no estar a oscuras, la fuente de luz debe ser lo más tenue posible y no ser directamente visible por el niño acostado.
La cantidad de actividad realizada en el día, el no realizar actividad física dos horas antes de ir a la cama, el no ingerir alimentos con alto contenido en azúcar e hidratos y el no acostarse inmediatamente después de cenar, son factores que influyen en la calidad de sueño, tanto de adultos como de niños. Por eso, es conveniente que los padres garanticen una cena que no sea pesada y que los juegos del niño antes de dormir no sean muy físicos ni excitantes.
Como conclusión, cabe mencionar que para que la calidad del sueño en el niño sea adecuada son muchos los factores que se han de cuidar. Sin embargo no es tan difícil aplicarlos si se cumplen las recomendaciones que se han ido mencionando y se establecen como una rutina para todos los miembros de la casa. Si se cumplen los pasos anteriores, con casi total seguridad habrá éxito en conseguir un patrón de sueño adecuado en los pequeños.
Niños con el sueño cambiado
La situación (y quien la haya vivido sabe muy bien de lo que hablamos) no beneficia a ningún miembro de la familia. Los padres, faltos de sueño reparador, vivirán con desgana y malhumor un momento que requiere energía, grandes dosis de ilusión y positividad. Al pequeño tampoco le trae ningún rédito este ritmo de sueño alterado, por lo tanto algo debemos hacerComo ya hemos señalado en otros artículos, el sueño es controlado en gran medida por la producción de melatonina en nuestro cerebro, esta sustancia se sintetiza en función de la luz ambiental. Así se necesita iluminación constante durante el día, incluso si el bebé está dormido y viceversa, durante la noche se debe aclimatar la iluminación y hacerla propicia para el sueño, esto es, lo más tenue posible o todo a oscuras.
Según el pediatra Jesús Garrido de mipediatraonline “orientativamente los primeros días los recién nacidos suelen tomar, cada 1-3 horas”. Y el resto del tiempo entre tomas lo pasarían durmiendo, para que sueño transcurra el máximo número de horas posibles durante la noche, podríamos ofrecer de comer con más frecuencia durante el día. Además el doctor Garrido indica que si durante el día se le deja que descanse tiempos de más de 3 horas, el bebé llegará a la noche muy descansado y con hambre, este binomio asegura una “noche toledana” para los sufridos papás. ¿Y durante la noche, se debe despertar? Las primeras dos semanas se debería despertarlo sólo si pasa más de cinco horas sin comer.
Después de este período, si el bebé duerme más de cinco horas ¡Enhorabuena! A dormir se ha dicho…
En niños que siguen siendo lactantes, pero algo más crecidos y que aún continúan con el ritmo de sueño cambiado, la situación es algo diferentes. El niño tiene una necesidad de dormir determinadas horas al día, sin obligaciones, y descansa cuando prefiere. El único papel que pueden jugar aquí los papás es, previo estudio exhaustivo de la situación, es evitar que se duerma en momentos en los que preferiblemente debería estar despierto. Se le debería acostumbrar a un patrón fijo de sueño, priorizando por encima de todo el bienestar del niño, dentro del que se incluye que sus padres tengan unas condiciones mínimas de descanso “compatibles con la supervivencia”.
(Fuente Tiene el sueño cambiado por el Pediatra Jesús Garrido en su página web http://www.mipediatraonline.com/)