Estas preocupaciones generan tanta ansiedad o malestar que les llevan a realizar actos o acciones (compulsiones) para aliviar o hacer desaparecer dicho pensamiento. Aunque no tengan sentido, están fuera del control de la persona que lo padece y les afectan al funcionamiento en su vida cotidiana. Así por ejemplo, una persona que está excesivamente preocupada por el orden, se pasará el día ordenando su casa y/o lugar de trabajo para que no haya nada fuera de lugar que le cause malestar; y una persona con un miedo excesivo a la contaminación, evitará el contacto directo con todo aquello que considere que puede estar infectado y, si lo toca, sentirá la necesidad de lavar la parte de su cuerpo con la que ha estado en contacto.
Aunque pueda ser poco conocido, el TOC es un trastorno más común de lo que parece entre la población general: aproximadamente el 2% de la población lo padece y está considerado el cuarto trastorno mental más frecuente. Además, se encuentra entre los cinco trastornos psiquiátricos más incapacitantes.
El Trastorno obsesivo compulsivo se ha relacionado con otros problemas de salud, además de los síntomas mencionados anteriormente. Entre los más comunes se encuentran la depresión y trastornos de la alimentación. Con respecto a los problemas de sueño, se ha observado que las personas con TOC duermen menos tiempo durante la noche, presentan un sueño más ligero y se despiertan un mayor número de veces una vez que se han quedado dormidas, cuando se comparan con personas sin este trastorno. Esto hace que pasen un mayor tiempo despiertos durante la noche, por lo que tendrán finalmente una peor calidad de sueño.
El estudio de la relación entre el sueño y el trastorno obsesivo compulsivo parece indicar que los problemas de sueño en este trastorno no se relacionan de forma directa con el trastorno, o por lo menos, no en su totalidad. Específicamente, se ha observado que las personas con TOC sufren con frecuencia síntomas depresivos. Está bien demostrado que esta sintomatología depresiva provoca una disminución de las horas de sueño, por lo que la presencia de estos síntomas podrían agravar los problemas de sueño en personas con TOC.
Diversos estudios han encontrado que las personas que presentan TOC y síntomas depresivos de forma conjunta tienen más problemas de sueño que las personas que no tienen como añadido esta sintomatología depresiva. Por lo tanto, el hecho de tener o no síntomas depresivos cuando se padece un TOC influyen en la calidad del sueño de estas personas. Así pues, cuando se ha evaluado a personas con TOC sin síntomas depresivos, se ha encontrado que estas tardan más en quedarse dormidas que otras personas sin TOC, pero no el resto de síntomas que se han observado cuando existen además síntomas depresivos.
Aunque existen diferencias en el sueño entre personas con TOC y personas que no padecen este trastorno, pueden estar influenciadas por la presencia de otra sintomatología que no es la principal. Por lo tanto podemos establecer una relación causal. La verdadera cuestión es que, de una forma u otra, el hecho de que estas personas presenten problemas en el sueño tiene un gran impacto sobre su calidad de vida. Ya no solo tienen que superar el malestar asociado a las preocupaciones excesivas y acciones incontrolables propias del TOC, sino que ahora también tienen que hacer frente a las consecuencias que tiene el no dormir adecuadamente en distintos ámbitos: social, familiar, académico o laboral.
Gualberto Buela Casal. Catedrático de Psicología Clínica y director del Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).
Amparo Díaz Román. Estudiante de Doctorado en el Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).